
Por: Karla Chaves Brenes
Secretaría de Comunicación ADN
Publicado en el periódico La Nación el sábado 22 de febrero de 2025, enlace aquí
En un muro de Facebook leí esta semana: "Si no pasa algo extraordinario, en febrero votaré por X candidato del X partido tradicional".
Parece que, aunque a la mayoría no nos gusta lo que está pasando en Costa Rica, estamos esperando que algo extraordinario suceda afuera, algo parecido a un milagro.
Antes los milagros eran hechos no explicables por las leyes naturales y atribuidos a intervenciones divinas, como convertir el agua en vino, devolver la salud a un enfermo o la vida a un difunto; pero a menos de un año de las elecciones, ¿cuáles son los milagros que pide la ciudadanía, que es lo sobrenatural que estamos esperando que suceda?
Algo extraordinario sería que gente decente, respetuosa y con vocación de servicio se presente a puestos de elección popular, líderes con sobriedad, ideas y soluciones, personas que amen a Costa Rica más que a sí mismas.
Algo extraordinario sería que la educación recobre su protagonismo como instrumento de movilidad social, que el Estado le pague las deudas a la Caja y que los viejitos reciban cada mes una pensión digna.
Algo extraordinario sería que no se corten árboles con permisos amañados y con el pretexto del desarrollo, que el agua salga limpia desde cualquier tubo de cualquier casa de cualquier barrio; que se escuchen y atiendan las denuncias de las comunidades y que las playas, cataratas y pozas sean de cualquiera que quiera disfrutarlas.
Algo extraordinario sería que podamos caminar por nuestras calles, en el día o en la noche, sin temor a un asalto o una bala perdida, y en el caso de las mujeres sin el permanente pensamiento aterrador de que seremos violadas y asesinadas.
Algo extraordinario sería que los agricultores reciban el pago justo por su trabajo, que una madre sola no pierda su empleo porque no tiene quien cuide a sus hijos y que no tardemos una hora en el tráfico para recorrer unos pocos kilómetros.
Algo extraordinario sería que en cada comunidad haya música, colores y teatros, muchas canchas y parques iluminados donde nuestros niños, niñas y jóvenes puedan jugar hasta que el sol se esconda y, después que todos tengan una casa donde puedan dormir y sobre todo a soñar.
¿Seguiremos esperando que sucedan esos milagros, que pase algo extraordinario?
Usted que me lee, ¿no cree que es momento de ser parte de ese algo, de soñarlo, diseñarlo, provocarlo, trabajarlo?
Si usted se levanta de la desilusión, de la pereza o del miedo, y se une a otras personas como usted y como yo, ¿no cree que podemos hacer que Costa Rica sea nuevamente un país extraordinario?
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